Según el Foro Económico Mundial, la adaptación al cambio climático es un mercado cercano a los 2 billones de dólares1. Por esta razón, el sector privado puede encontrar una gran oportunidad en la adaptación, no solo reduciendo costos, sino aumentando la productividad y mejorando su competitividad. Es una ventaja estratégica que fortalece la cadena de valor, beneficia las relaciones con los grupos de interés y conlleva multitud de oportunidades.

Este involucramiento puede provenir de diversos mecanismos, no únicamente a través del financiamiento. En este artículo se presentan algunas estrategias prácticas que las empresas pueden implementar para impulsar la resiliencia climática.

La primera línea de defensa contra los impactos del cambio climático es el conocimiento. Aquí juega un papel importante la sensibilización del personal y proveedores de la empresa. Es crucial capacitar a los equipos y contratistas externos en la comprensión de los riesgos climáticos específicos para el sector y en la gestión de los impactos de acuerdo con la ubicación de las instalaciones y los recursos o servicios de los ecosistemas de los cuales dependen. Esto no solo fortalece la resiliencia interna, sino que crea una cultura organizacional centrada en la sostenibilidad. Así, programas de concientización, sesiones de formación y herramientas educativas pueden ser implementados para fomentar la comprensión y participación del personal en iniciativas de adaptación.

Las empresas pueden innovar sus modelos de negocio para adaptarse a las realidades cambiantes del clima. Esto puede incluir la diversificación de la cadena de suministro, la incorporación de prácticas agrícolas más resistentes o el desarrollo de productos y servicios que aborden las necesidades de comunidades afectadas por eventos climáticos extremos. Apoyar emprendimientos o start ups que desarrollen soluciones climáticas innovadoras a través de inversiones, asociaciones estratégicas o programas de aceleración también contribuye a este fin. De esta manera, las empresas pueden aprovechar la creatividad y agilidad de las nuevas empresas para abordar desafíos específicos relacionados con la adaptación al cambio climático. Al alinear los intereses comerciales con la resiliencia climática, las empresas no solo se protegen a sí mismas, sino que también contribuyen al bienestar de las comunidades en las que operan.

El sector privado puede maximizar su impacto al orientar, dirigir y fomentar inversiones hacia comunidades vulnerables a los impactos del cambio climático. Cabe resaltar que esto no solo implica contribuciones financieras, sino también el desarrollo de programas que fortalezcan la infraestructura local, la capacidad de respuesta a emergencias y la educación sobre riesgos climáticos, lo que beneficiará la relación de las empresas con estas comunidades e, incluso, mejorará la reputación empresarial. De esta manera, las compañías pueden aprovechar sus recursos y experiencias para mejorar la capacidad adaptativa de las comunidades, construyendo alianzas sólidas y creando un entorno propicio para el desarrollo sostenible e inclusivo.

La alineación con estándares específicos o la obtención de certificaciones de resiliencia climática es un paso significativo para que las empresas demuestren su compromiso con la adaptación de manera transparente. Ejemplos de esto son las certificaciones reconocidas internacionalmente, como la Norma ISO 14090 (Adaptación al Cambio Climático) o la ISO 14001 (Gestión Ambiental), y los estándares como el Task Force on Climate-related Financial Disclosures (TCFD) y el Taskforce on Nature-related Financial Disclosures (TNFD). Acoger e implementar los lineamientos de estos estándares ayuda a establecer parámetros claros y mejora la credibilidad de las empresas en términos de sostenibilidad y resiliencia.

Por último, las Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN) se destacan como una alternativa valiosa para abordar los desafíos del cambio climático. Las empresas pueden explorar la integración de SbN en sus estrategias de negocio, fortaleciendo su adaptación a través de iniciativas como la restauración de ecosistemas, la gestión sostenible de los bosques, la gestión integrada de las cuencas hidrográficas y la promoción de prácticas agrícolas regenerativas. De esta manera, al colaborar con expertos en múltiples disciplinas y apoyándose en el conocimiento de las comunidades locales, las empresas pueden fortalecer sus propias operaciones y contribuir a un futuro más resiliente sin dejar de lado su competitividad.

Muchas empresas ya invierten en adaptación de manera inadvertida cuando, por ejemplo, implementan medidas para prevenir o minimizar pérdidas económicas asociadas a inundaciones o sequías, entre otros factores que amenazan su productividad. Sin embargo, según el Adaptation Gap Report 2023, las necesidades de adaptación estimadas (entre 160 mil y 340 mil millones de dólares para 2030) son entre cinco y diez veces superiores a los flujos internacionales de financiación de la adaptación.

En este contexto, existe una gran oportunidad para aumentar la participación intencional, planificada y efectiva de las empresas para adaptarse a los retos presentes y futuros del cambio climático, con beneficios para el propio sector, la sociedad y la naturaleza.

Referencias:

[1] https://www.weforum.org/agenda/2022/11/climate-change-climate-adaptation-private-sector/

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